
Siete años han pasado desde la desaparición de Jonathan Guadalupe Romero Gil, ocurrida el 5 de diciembre de 2018 en Acapulco durante el gobierno municipal de Adela Román Ocampo. Hoy, su nombre vuelve a resonar en los caminos de la Costa Chica, donde integrantes de la Colectiva Memoria, Verdad y Justicia emprendieron una nueva jornada de búsqueda y visibilización.
La actividad comenzó en Ayutla de los Libres, sede del gobierno comunitario, un espacio simbólico para quienes luchan por verdad y justicia. Desde ahí, Socorro Gil Guzmán, madre de Jonathan y presidenta de la colectiva, recordó que estas jornadas no solo buscan encontrar pistas, sino generar presión social y política.
“Necesitamos que las autoridades nos escuchen y actúen. Pero también necesitamos que la ciudadanía comprenda que esta crisis nos afecta a todos”, expresó durante el arranque de actividades.
Una ruta que recorre el territorio y la memoria
La búsqueda retomó fuerza este martes en la cabecera municipal de Florencio Villareal, en Cruz Grande, donde las colectivas colocaron fotografías, entregaron volantes y conversaron con habitantes y comerciantes para ampliar la información pública del caso.
El itinerario continúa este miércoles en San Marcos, otro punto donde las familias de desaparecidos han encontrado acompañamiento comunitario. Para el jueves, la jornada se trasladará al Zócalo de Acapulco a partir de las ocho de la mañana, un espacio donde el nombre de Jonathan se ha repetido año con año con la esperanza de que la verdad salga a la luz.
Ese mismo jueves por la tarde, las buscadoras ampliarán la jornada hacia zonas donde viven personas en situación de calle. No es una acción improvisada, sino una estrategia basada en la posibilidad de que alguien haya visto o escuche relatos vinculados al caso. “La calle también guarda testimonios que no aparecen en expedientes”, dijo Gil Guzmán.
Exigir justicia, responsabilizar al Estado
Jonathan Romero desapareció tras una detención realizada por policías municipales de Acapulco, un hecho que ha sido señalado reiteradamente por la familia y organizaciones de derechos humanos. Para la colectiva, este caso es un ejemplo claro de cómo las desapariciones involucran responsabilidades estatales que no deben quedar en silencio.
Las integrantes insisten en que la búsqueda no puede detenerse porque cada día perdido representa una oportunidad menos para avanzar en la verdad.
“Seguimos aquí porque el Estado tiene una deuda con nuestras hijas e hijos. No permitiremos que sus nombres se borren”, sostuvo una de las buscadoras que acompaña el proceso desde sus inicios.
Acciones en Acapulco y la exigencia que sigue
El próximo viernes 5 de diciembre, a las siete de la mañana, la colectiva ofrecerá una plática en la Secretaría de Seguridad Pública de Acapulco. Más tarde realizarán una pega de fotografías en distintos puntos de la ciudad, incluidas las instalaciones de la Fiscalía General del Estado, para insistir en que la búsqueda y la investigación siguen pendientes.
Para muchas familias, estas actividades son también una forma de crear comunidad entre quienes atraviesan un dolor similar. Los rostros pegados en muros, mercados y oficinas públicas recuerdan que detrás de cada expediente hay historias truncadas, pero también familias que resisten.
Un llamado que atraviesa Costa Chica
La nueva jornada en Costa Chica llega en un momento donde municipios como Ayutla, Cruz Grande y San Marcos viven sus propias búsquedas. La presencia de la colectiva genera un eco que fortalece la memoria regional y devuelve esperanza a quienes también esperan noticias de sus seres queridos.
“Mientras haya una mamá buscando, la lucha sigue viva”, expresó una asistente en Ayutla. La frase resume el espíritu de una jornada que no sólo recorre pueblos, sino que sostiene una exigencia: verdad, justicia y reconocimiento de responsabilidades.
