
La comunidad católica celebró la bendición de la nueva capilla construida dentro de la comandancia municipal gracias al esfuerzo conjunto de policías y familias.
Un acto de fe que une a la comunidad
La tarde del lunes, en un ambiente de recogimiento y gratitud, la comunidad católica de Ometepec se reunió para celebrar la bendición de la nueva capillita dedicada a la Virgen de Juquila y Guadalupe, un espacio espiritual que se levanta en el corazón de la comandancia municipal. El acto, sencillo y profundo, reunió a elementos de la policía preventiva, agentes de tránsito, familiares y habitantes que acudieron para acompañar un momento que visiblemente conmovió a quienes estuvieron presentes.
La capillita simboliza más que un logro material: es una expresión colectiva de fe y una muestra de cómo las iniciativas comunitarias pueden florecer incluso en espacios institucionales. El proyecto nació de la voluntad y la cooperación de los propios policías, quienes aportaron recursos y trabajo para edificar un lugar donde buscar consuelo, agradecer y encomendarse antes de cada jornada.
La misa que dio vida al nuevo espacio sagrado
La ceremonia fue encabezada por el sacerdote local, quien ofreció una misa en la que invitó a reflexionar sobre la importancia de la fe en la vida diaria y sobre el valor de la comunidad como sostén espiritual. En sus palabras, recordó que la devoción no es solo un acto personal, sino una práctica que fortalece la esperanza colectiva.
Los asistentes pudieron elevar plegarias, encender veladoras, agradecer favores recibidos y pedir por la protección de sus familias. Entre oraciones, el sacerdote bendijo la capilla, que ahora resguarda las imágenes de Juquila y Guadalupe, figuras profundamente queridas en la Costa Chica por su relación con la protección del camino y la vida cotidiana.
“Este lugar es fruto del cariño y la organización de quienes sirven a la comunidad”
Expresó el sacerdote, haciendo énfasis en que la espiritualidad también tiene un espacio en la labor pública.
Un esfuerzo conjunto que fortalece lazos
El proyecto contó con la participación activa del Secretario de Seguridad Pública, César Escobar Tapia, del Director Alejandro Godínez Jaimes, del Subdirector operativo Lucino Santos Gómez y del Oficial Germán Ramírez Reyes, quienes acompañaron la misa y agradecieron la voluntad colectiva que hizo posible la obra. La colaboración de negocios locales, en especial casas materialistas de la región, fue determinante para la construcción.
Más allá del simbolismo religioso, la capilla se ha convertido en un punto de encuentro donde se reconocen el trabajo, las emociones y las preocupaciones de quienes día a día vigilan las calles de Ometepec. Para muchos, este espacio representa una forma de acompañamiento espiritual en medio de una labor que con frecuencia los enfrenta al riesgo y a la incertidumbre.
Pan, sal y comunidad
Al concluir la bendición, los asistentes compartieron el tradicional pan y sal, un gesto sencillo pero profundamente significativo en la tradición católica. Este acto reafirmó la fraternidad que atraviesa a la comunidad ometepequense y que, a pesar de las dificultades, encuentra en la fe un modo de sostenerse.
La nueva capillita se presenta como un recordatorio de que la unidad puede nacer desde los lugares más inesperados. Entre patrullas y oficinas, ahora existe un espacio que invita a la oración, a la gratitud y a la paz. Para muchos policías y habitantes, esta capilla es una señal de que la esperanza no se pierde y que siempre se pueden construir refugios, incluso pequeños, para el espíritu.
