
El nombre de Javier Taja, ligado desde hace años a señalamientos de corrupción y saqueo en Guerrero, vuelve a estar en el centro de la polémica. Esta vez, el priista aparece en un puesto clave dentro de Fonatur, organismo que debería estar enfocado en la recuperación de Acapulco y en el desarrollo turístico nacional.
La designación ha generado molestia entre distintos sectores, que cuestionan si este movimiento responde a un verdadero interés por la transformación del estado o a una estrategia para mantener el control político y económico de Guerrero en manos de los mismos grupos de siempre.
Mientras la presidenta Claudia Sheinbaum busca proyectar una imagen de desvinculación con figuras señaladas por corrupción, la presencia de Taja en Fonatur revive las críticas contra la alianza tácita entre viejas estructuras priistas y el poder actual.
Organizaciones ciudadanas y voces críticas insisten en que Guerrero no puede seguir atrapado en el ciclo de reciclaje político, donde personajes con antecedentes cuestionables continúan accediendo a posiciones estratégicas que deberían destinarse a proyectos de transparencia y desarrollo real.
“Con personajes como Taja, el saqueo y la manipulación de recursos siguen siendo la constante”, señalaron activistas, quienes exhortaron a la ciudadanía a exigir justicia y rendición de cuentas en el manejo de los recursos públicos.