
Después de tres años de omisión sanitaria, finalmente se han iniciado las jornadas de abatización y fumigación en la cabecera municipal, comenzando por la zona centro y el barrio de San Diego. Esta acción, anunciada con bombo y platillo por el Ayuntamiento, más que un logro parece una admisión tardía del abandono en que se tuvo a la población.
Gracias a la presión ciudadana y no precisamente por eficiencia institucional, el presidente municipal, Ing. Manuel Sánchez Rosendo, dio luz verde a estas jornadas que debieron haberse realizado de forma regular y preventiva, no como medida reactiva después de años de negligencia.
“Nos dejaron expuestos al dengue y a otras enfermedades por años, y ahora vienen a pedir colaboración como si nos hicieran un favor”, expresó una vecina del barrio de San Diego, mientras abría la puerta a los brigadistas.
En un contexto donde Guerrero enfrenta brotes de enfermedades transmitidas por vector, la falta de fumigación durante tres años refleja una irresponsabilidad en la gestión de salud pública, y levanta cuestionamientos sobre en qué se han estado utilizando los recursos etiquetados para este tipo de acciones preventivas.
El llamado a la ciudadanía a “colaborar” es correcto, pero también se exige transparencia, rendición de cuentas y continuidad en estos programas, para que no se repita el patrón de abandono y simulación.