
Tras una pausa de dos años, el Colectivo Luciérnaga: una luz en la oscuridad retomó las búsquedas de personas desaparecidas en la región de la Montaña. En esta nueva jornada, se utilizó por primera vez un georadar para explorar terrenos donde se presume la existencia de fosas clandestinas.
Acompañadas por el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, y con la presencia de autoridades estatales y federales, decenas de mujeres indígenas —principalmente na savi, me pháá y nahuas— recorrieron cerros y barrancas de Tlapa, armadas con picos, palas y varillas.
El operativo comenzó desde las 8 de la mañana, partiendo en caravana desde la Fiscalía Regional. Participaron integrantes de la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas (CEBP), peritos de la Fiscalía General del Estado, policías estatales y ministeriales, así como elementos del Ejército y la Guardia Nacional.
El primer punto fue la colonia Contlalco, donde las familias inspeccionaron zonas con hundimientos, escurrimientos de agua y tierra removida. Hallaron indicios como calzado, piedras ahumadas, una bolsa negra con un celular y flores, lo que las llevó a solicitar el uso del georadar. Aunque no se detectaron anomalías, las familias insistieron en que el sitio quede pendiente para futuras revisiones.
La búsqueda continuó en un terreno cercano, donde anteriormente se localizaron restos humanos. En esa zona, el georadar tampoco mostró resultados positivos, aunque a escasos tres metros detectó una posible anomalía. Se excavó el lugar con ayuda de la perra Flour, entrenada para detección, pero sólo se encontraron restos de cera.
Tanto el colectivo como Tlachinollan señalaron que, si bien el uso del georadar es un avance, su efectividad en terrenos irregulares como los de la Montaña es limitada, ya que requiere superficies planas para dar lecturas claras.
En paralelo, la Fiscalía General del Estado realizó otra búsqueda en una zona distinta, basada en sus propias líneas de investigación, utilizando maquinaria pesada.
Desde 2016, el colectivo y Tlachinollan han documentado la localización de al menos ocho cuerpos y más de 120 restos óseos en la región. El Colectivo Luciérnaga tiene registradas más de 60 personas desaparecidas en ese mismo periodo.
“El uso de tecnología no borra el dolor ni la incertidumbre”, compartió una de las buscadoras. “Queremos encontrarlos, aunque sea para despedirnos”.