Enclavada en el cerro El Chirimitero, al norte de la ciudad y junto al Boulevard José Agustín Ramírez, se erige la monumental Cruz de Baranda, una de las obras más emblemáticas de Ometepec y referente espiritual de la Costa Chica.
El monumento fue concebido por el doctor Martín Baranda López, destacado profesionista y ciudadano reconocido por su compromiso con la comunidad. De acuerdo con el propio Dr. Baranda, la construcción de la cruz no fue producto de una promesa religiosa, sino un acto de fe destinado a reavivar los valores espirituales entre las nuevas generaciones, en tiempos donde —dijo— “la fe y la espiritualidad se ven debilitadas”.
La Cruz de Baranda posee una imponente estructura de 21 metros de altura y 11 metros de ancho, elaborada con varilla y concreto, y dotada de un sistema de iluminación con reflectores y fanales especiales. El terreno, con una superficie de un cuarto de hectárea, fue adoquinado para recibir a visitantes y fieles. La obra tuvo un costo total superior a tres millones de pesos, financiado íntegramente por el doctor Baranda.
Su construcción inició el 27 de marzo de 2003 y concluyó el 24 de julio de 2007. Ese mismo día se llevó a cabo la ceremonia de entrega al pueblo de Ometepec, encabezada por el arzobispo de Acapulco, Monseñor Felipe Aguirre Franco, y el párroco local Monseñor Rafael Cortés Gaspar.
A pesar de la lluvia torrencial, más de 400 feligreses asistieron al acto inaugural, donde se destacó el gesto generoso de la familia Baranda Genchi. Monseñor Aguirre Franco expresó:
“Que esta cruz sea el signo de la misericordia de Dios, del amor de Cristo y de su Iglesia; que al mirarla, el pueblo de Ometepec recuerde que en la cruz Cristo nos manifestó su amor, entregando su vida por nuestra salvación.”
Al día siguiente, se celebró una misa especial en la Iglesia de Santiago Apóstol, donde también se rindió homenaje póstumo a la señora Reyna Genchi de Baranda, esposa del doctor Baranda, al cumplirse cuatro años de su fallecimiento.
La Cruz de Baranda se ha convertido no solo en un símbolo religioso, sino también en un mirador panorámico desde donde es posible contemplar la belleza de Ometepec y su entorno. Su presencia representa la unión entre fe, identidad y gratitud, valores que el doctor Martín Baranda pidió al pueblo ometepequense conservar:
“Cuídenla, porque ahora es de ustedes.”
