
Las carreteras de la Montaña siguen convertidas en un recordatorio del abandono institucional. Entre lluvias, deslaves y la falta de mantenimiento, cientos de familias indígenas enfrentan un problema que se repite año tras año: llegar a un centro de salud se vuelve un riesgo, un gasto y, en ocasiones, una imposibilidad.
La diputada local de Morena y presidenta de la Comisión de los Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanas, Catalina Apolinar Santiago, advirtió que los tramos Tlatlauquitepec–Zapotitlán, Lucerito–Acatepec, Escalerilla–Tlacoapa, Ayutla–Plan de Gática, José La Hacienda–Crucero de Pazcala de Oro y Ayutla–Colotepec se encuentran en un deterioro tan prolongado que ya condicionan la vida diaria de comunidades nahuas, me’phaa y mixtecas.
Caminos dañados y años sin atención
Apolinar Santiago señaló que municipios como Ayutla de los Libres, Acatepec, Tlacoapa y Zapotitlán Tablas —todos parte del Distrito 14 — “llevan años sin recibir atención en materia de infraestructura carretera”. Las lluvias de este año hicieron más visibles los baches, hundimientos y cortes en los caminos.
“Hace falta muchísimo, pero si no hablamos nadie nos va a hacer caso, nadie nos va a resolver nuestros problemas. Ahora, después de las lluvias, uno viaja por carretera y todas tienen pozos”, comentó la legisladora.
La diputada recordó que el 20 de noviembre el Congreso aprobó un punto de acuerdo de “urgente y obvia resolución” para exhortar a la Comisión de Infraestructura Carretera y Aeroportuaria del Estado a incluir estos tramos en el Programa de Rehabilitación de Caminos 2026. Para las comunidades, ese exhorto significa apenas un primer paso frente a décadas de rezago.
Salud en riesgo: polvo, retrasos y enfermedades respiratorias
Además del desgaste de las carreteras de la Montaña, el tránsito constante sobre tierra suelta genera nubes de polvo que se quedan en las casas, escuelas y estómagos. En varias localidades, personal médico reporta un aumento de enfermedades respiratorias vinculadas a la exposición continua a este ambiente.
“El polvo no nos deja vivir. Las criaturas se enferman de la tos y no hay manera de llegar rápido al hospital”, relató por teléfono una promotora comunitaria de Tlacoapa, quien pidió anonimato por seguridad.
Los servicios de salud ya son limitados en buena parte de La Montaña, donde los centros médicos suelen estar a varias horas de distancia. Cuando un camino se vuelve intransitable, las posibilidades de atención oportuna se reducen todavía más. “Hay casos donde la gente simplemente no puede llegar al hospital porque el camino es un riesgo”, insistió Apolinar.
Atención insuficiente y maquinaria que no alcanza
Cada temporada de lluvias, los ayuntamientos suelen ingresar maquinaria para abrir paso tras deslaves y retirar material pétreo acumulado. Sin embargo, la diputada reconoció que estos esfuerzos son mínimos frente a la magnitud del daño.
“Los municipios hacen lo que pueden, meten máquinas, pero no alcanza. Estos caminos necesitan inversión real de otras instancias de gobierno”, afirmó.
En un territorio donde caminar, viajar o trasladar una emergencia puede significar horas de trayecto, la infraestructura carretera es una línea de vida. Para la Montaña, mejorar los caminos no es un lujo: es una urgencia que toca la salud, la economía y la dignidad de sus pueblos.
