
En un sobrevuelo que cruzó ríos, cerros y comunidades de la Costa Chica y La Montaña, personal de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) inspeccionó las torres de alta tensión que abastecen a miles de familias en la región. El operativo, encabezado por el supervisor Adolfo Zapata Oliva, busca reducir fallas y garantizar un suministro eléctrico más estable, sobre todo en una zona donde los apagones siguen siendo parte de la vida diaria.
Vigilancia aérea para detectar fallas
Zapata Oliva explicó que estos recorridos se realizan tres veces al año y son fundamentales para identificar riesgos que desde tierra no siempre se detectan. El equipo sobrevoló subestaciones desde el río Papagayo, Cruz Grande, Tlacoachistlahuaca y Malinaltepec, zonas donde la vegetación, los vientos y la humedad suelen generar problemas en las líneas.
“Volamos casi a ras de línea para observar alguna anomalía en el aislamiento o en el conductor. Si vemos ramas, árboles cerca o fallas en la estructura, le pedimos al piloto que dé la vuelta para revisar con detalle. La anomalía se reporta y en la semana se atiende”, señaló el funcionario.
Este tipo de inspección, dijo, permite que los equipos de reparación actúen antes de que un desperfecto cause fallas mayores, un trabajo que beneficia directamente a las comunidades de la Costa Chica, desde los pueblos Ñuu Savi y amuzgos, hasta las comunidades afromexicanas de Ometepec y Cuajinicuilapa.
Menos apagones y nuevas estrategias
Ante la pregunta sobre los constantes apagones, el supervisor confirmó que se están instalando nuevos dispositivos en las subestaciones para estabilizar el voltaje. Reconoció que la región ha enfrentado problemas históricos, y que además existen pérdidas por conexiones irregulares.
“Sí, mucha gente se cuelga de las líneas, pero también miles pagan puntualmente. Estamos trabajando para que el voltaje se mantenga estable y evitar esas variaciones que afectan a las familias”, agregó.
Las variaciones de energía han provocado daños en electrodomésticos, interrupciones en escuelas, afectaciones a comerciantes y un desgaste cotidiano que los habitantes ya consideran “normal”. Por eso, cada acción que pueda prevenir fallas se recibe como un respiro.
Una región que exige mejor servicio
En los últimos años, organizaciones comunitarias y autoridades locales de la Costa Chica han documentado interrupciones constantes, especialmente en temporada de lluvias. Las comunidades de Marquelia, Juchitán, Las Vigas y San Luis Acatlán han exigido que la CFE atienda de manera urgente el deterioro de algunas líneas y amplié la capacidad de carga.
Incluso, recordó Zapata Oliva, el diputado federal Marco Antonio de la Mora Torreblanca presentó recientemente una iniciativa para obligar a la CFE a mejorar el servicio en esta franja del estado, donde la energía eléctrica no solo ilumina hogares: sostiene tortillerías, talleres, clínicas rurales y pequeños comercios que dependen totalmente de la estabilidad eléctrica.
Un servicio que toca la vida diaria
Para muchas familias, cada apagón implica detener el molino, perder mercancía refrigerada o cancelar consultas médicas. En palabras de don Samuel, comerciante de Cruz Grande, “la luz es lo que nos mantiene el changarro. Cuando se va, todo se traba. Aunque sea poquito, un voltaje estable ya es ganancia”.
El recorrido aéreo, según la CFE, es parte de una estrategia con la que buscan responder a estas preocupaciones y reforzar la red que conecta las montañas con la costa. Aunque queda mucho por atender, el operativo deja ver la importancia de un trabajo continuo para una región históricamente relegada.
Mirar al cielo para cuidar la tierra
Mientras el helicóptero avanzaba sobre cerros y ríos, la misión era clara: prevenir fallas antes de que afecten a las comunidades. En una tierra donde la energía eléctrica es parte de la vida diaria, fortalecer el suministro eléctrico sigue siendo una demanda urgente.
Las comunidades esperan que este tipo de inspecciones no sean la excepción, sino la regla, y que el servicio eléctrico acompañe el esfuerzo, la dignidad y la esperanza que sostienen a los pueblos de la Costa Chica y la Montaña.
